Más detalles acerca del quechua

 

Índice

 

Diferencias regionales en vocabulario y en gramática

¿Idiomas, dialectos, variedades regionales?

¿Y qué hay del préstamo de palabras del español?

¿Cómo sabemos cómo era el quechua originario?

¿Por qué cambió el quechua?

¿Y el quechua cuzqueño?  ¿No es el quechua originario?

¿Cómo y por qué elegimos nuestras catorce regiones de ejemplo?

Cómo averiguar más

 

Si quiere imprimir este texto, recomendamos las versiones
o en
formato .pdf, para papel de tamaño A4 o tamaño carta
o en formato Microsoft
Word, para papel de tamaño A4 o tamaño carta

 

Volver al índice

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Idiomas, dialectos, variedades regionales?

 

Diferencias regionales en vocabulario y en gramática

En nuestro proyecto Sonidos de las lenguas andinas, tal como en nuestra página principal sobre los Orígenes y diversidad del quechua, hemos dirigido nuestra atención solamente a las diferencias de pronunciación de región a región. Pero éstos no son los únicos tipos de diferencia que se pueden encontrar entre las diversas variedades regionales del quechua.

El quechua también difiere en vocabulario entre las diferentes regiones. Algunas de ellas usan diferentes palabras para el mismo significado, por ejemplo el número cuatro: en algunas regiones se usa una palabra basada en *trusku, mientras otras, incluso el Cuzco, usan *tawa (como en Tawa‑nti‑n Suyu, el nombre en quechua del Imperio Inca, que literalmente significa algo como Las Cuatro (tawa) Regiones (suyu) Unidas (‑nti‑n). En este caso, no se sabe con certeza de dónde provienen ambas palabras, aunque es posible que *trusku fuese un préstamo lingüístico de algún otro idioma al quechua hablado en ciertas regiones.

Las variedades regionales del quechua pueden presentar también algunas diferencias gramaticales. Compare cómo hacer la pregunta ¿Hay? y cómo responder No hay en nuestras dos regiones ejemplo, Chavín y Cuzco:

Chavín:

Kan‑ku?

– Mana‑m  kan‑tsu.

Cuzco:

Kan‑chu?

– Mana‑n  kan‑chu.

 

Kan significa ‘hay; y mana, ‘no. Como se puede ver, para hacer una pregunta de sí o no en el quechua cuzqueño se añade el sufijo ‑chu, mientras que en Chavín se emplea el sufijo ‑ku. Y para negar la oración en el quechua cuzqueño se añade un sufijo idéntico, ‑chu; pero en Chavín, se usa otro distinto: ‑tsu. (Nótese que en la variedad cuzqueña se ha cambiado el sonido [m] original a [n] al final de la palabra.) Hay muchas otras diferencias regionales similares en las que otros de los sufijos gramaticales del quechua varían de región en región.

Aquí, en Sonidos de las lenguas andinas, sólo nos concentramos en las diferencias de pronunciación, no de vocabulario o gramática. Así, para muchos de los ejemplos hemos elegido aquellos vocablos para los cuales todas las lenguas quechuas comparten la misma palabra para el mismo significado (excepto en algunos casos ocasionales, como para el significado de cuatro). Asimismo, hemos elegido normalmente voces básicas, no sufijos gramaticales.

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Y qué hay del préstamo de palabras del español?

 

¿Idiomas, dialectos, variedades regionales?

En nuestra página principal sobre los Orígenes y diversidad del quechua, hemos visto apenas un par de palabras ejemplo, tal como han llegado a ser pronunciadas en diferentes regiones. Pero mientras más palabras se ve, más se da cuenta uno de que las relaciones, similitudes y diferencias entre una variedad regional del quechua y otra son generalmente muy complejas. Por lo tanto, no resulta muy claro cómo deberíamos clasificar y nombrar todas estas variedades regionales.

Por ejemplo, a menudo se habla de Quechua Cuzco-Collao como si fuera el nombre de una sola forma regional del quechua. Sin embargo, en realidad el quechua hablado en el Cuzco no es exactamente igual al quechua de varias partes del Collao, como alrededor del lago Titicaca o más al sur en Bolivia. Inclusive en algunas partes de Bolivia se habla un quechua significativamente diferente del quechua en Cuzco, por lo que mucha de la gente ahí no siempre comprende perfectamente el quechua cuzqueño.

Lo mismo vale para el término Quechua Ayacucho-Chanca, generalmente usado para referirse al quechua de la región de Ayacucho (extendiéndose más al norte hasta Huancavelica), como si fuese claramente distinto y separado del Quechua Cuzco-Collao. No obstante, muchos cuzqueños pueden comunicarse mejor con la gente de Ayacucho que con algunos quechuahablantes en Bolivia…

Asimismo, no hay un solo Quichua ecuatoriano, porque hay grandes diferencias entre diferentes regiones de Ecuador, especialmente entre la Sierra y el Oriente, pero también incluso entre regiones serranas como Otavalo y Saraguro.

Por ello, lo complicado del asunto resulta en definir exactamente cuánto se parece el quechua de una región al de otra región. La máxima es que todo es relativo. Investigar estas diferencias, por lo menos en la pronunciación, es precisamente el objetivo del proyecto Sonidos de las Lenguas Andinas, una manera de ayudarnos a todos a entender mejor las diferencias y similitudes entre las varias formas regionales del quechua.

La buena noticia es que en realidad en muchos casos no importa exactamente dónde trazamos los límites entre las diferentes variedades del quechua, ni cómo las llamamos: idiomas, dialectos, lo que sea. Pero es verdad que uno reiteradamente oye a la gente hablar de dialectos del quechua más que de variedades regionales o de diferentes lenguas quechuas.

Aquí, preferimos evitar el término dialecto principal y sencillamente porque no es muy claro. Más aún, mucha gente usa este término “dialecto” erróneamente, en forma de crítica. Es decir, se lo emplea para sugerir que el quechua, o el quechua de tal o cual región, es “sólo un dialecto” o “no es un idioma propiamente dicho”. Tales ideas simplemente no tienen sentido: ¡es como si quisiéramos pretender que el español es “sólo un dialecto” porque “no es el italiano propiamente dicho”! Por ello, en Sonidos de las Lenguas Andinas, preferimos hablar del quechua como la familia quechua, y de sus varias variedades regionales, que sean muy similares o muy diferentes entre sí.

Como las clasificaciones de las variedades del quechua no son siempre claras, lo más recomendable al hablar de ello es ser cuidadoso en una cosa concreta: ser específico en mencionar a qué país y región(es) nos referimos en cada caso. Así, en nuestras páginas siempre especificamos si estamos hablando del quechua de Áncash o quechua del Cuzco, del Perú; del quechua de Cochabamba, de Bolivia; del quechua de Tena, de la Amazonía ecuatoriana, etcétera.

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Cómo sabemos cómo era el quechua originario?

 

¿Y qué hay del préstamo de palabras del español?

¿Y qué podemos decir sobre los préstamos? Algunas personas afirman también que si el quechua se ha prestado palabras, de alguna manera es un “mal quechua”. ¿No es una lengua “menos pura” si toma en préstamo muchas palabras de otra?

Sin embargo, aquí nos vemos obligados a reconocer otra característica ineluctable de las lenguas: así como todos los idiomas cambian, también todos los idiomas se prestan palabras entre sí. Esto es completamente normal, ningún idioma escapa a la regla. El ingles y el francés, ambos idiomas literarios de renombre y presuntas lenguas “cultas”, se han prestado enormes cantidades de palabras entre sí. ¿Acaso ello significa que ya no tengan valor como idiomas? ¿Y es el español un “mal latín” y carece de valor sólo porque la historia de España dio por resultado que el español se prestara muchísimas palabras del árabe (incluyendo casi todas las palabras que comienzan con al‑)? ¿Es español “erróneo” o “impuro” decir almuerzo? ¿O bus o televisor, palabras inventadas a partir del latín y el griego?, ¿o llama, cóndor, puma o cancha, huaico, huaino, guaca, y cientos más tomadas en préstamo del quechua? Hay que recordar también que cuando el quechua “se presta” una palabra como televisor o bus, no está tomando una palabra del español sino una palabra internacional que nunca fue originalmente “española”.

Es cierto que prestarse palabras en proporciones realmente grandes puede ser peligroso para un idioma y que siempre es más útil mantener el uso de cuantas palabras nativas sean posibles, lo que ayuda a mantener su riqueza de vocabulario. Siempre y cuando se salvaguarde las palabras nativas, la inclusión de nuevas palabras de otros idiomas ayuda a incrementar el vocabulario, y mantiene a una lengua flexible ante este mundo tan cambiante. Hace pocos años, el español no necesitaba de una palabra como escáner, pero hoy sí, y se ha prestado una del inglés (scanner). ¡Esto difícilmente significaría que el español es un idioma pobre, corrupto e impuro sólo porque toma palabras en préstamo! Bueno, Cervantes nunca dijo escáner, ¡pero es sólo porque él no tuvo uno! De hecho que necesitó su almuerzo, tal vez le gustaban las aceitunas, y habría dormido con una almohada, aun cuando todas estas palabras provienen del árabe.   O, para ser más preciso, diremos que el origen de la primera de las tres palabras, almuerzo, es más complejo todavía, y sirve para ilustrar que uno simplemente no puede concebir las lenguas desde el punto de vista de la “pureza”.  Pues incluso esta sola palabra es un híbrido, una combinación, con una parte que es del árabe (el artículo al‑) y otra que es una raíz original del español (¡esto es, latín!).  Almuerzo no es “puro” por ningún lado: no es español (latín) puro original ni árabe puro.  ¡Pero no por esto vamos a decir que no es una “palabra correcta”!

Tal como diría cualquier observador de los idiomas: “la única lengua que no se presta palabras es… una lengua muerta”. 

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Por qué cambió el quechua?

 

¿Cómo sabemos cómo era el quechua originario?

Dijimos en nuestra página sobre los Orígenes y diversidad del quechua que en el quechua originario la palabra tres se pronunciaba [kimsa] y no [kinsa], y que fue [qam], no [qaŋ].  Dijimos también que estas palabras habían conservado su sonido [m] original en Huancavelica, la amazonía ecuatoriana y Chavín, mientras que en Cuzco y Bolivia ha cambiado a [n] y [ŋ]. (Para oír la diferencia entre estas dos tipos de sonidos <n>, vea nuestra página sobre símbolos fonéticos.)

Sin embargo, hay aquí una cuestión muy importante. La mayoría de las personas tiende a suponer que el quechua que conoce en su lugar natal es el original, y pregunta cómo llegamos a saber cuál era la pronunciación. ¿Cómo sabemos si fue así o asá? ¿No pudo haber sido que, por el contrario, en el quechua originario fue [kinsa] con [n] y [qaŋ] con [ŋ], y que fue en Huancavelica, la amazonía ecuatoriana y Chavín donde estos sonidos cambiaron a [m]? Algunos cuzqueños, por ejemplo, se oponen de esta manera, porque suponen que el quechua cuzqueño “siempre” conserva las pronunciaciones originales. En este caso, en verdad, tal suposición está simplemente equivocada, y si se estudia desde el punto de vista lingüístico resulta muy claro por qué. Veamos, pues, de qué se trata.

Primero, sabemos que ninguna región mantiene necesariamente las pronunciaciones originales de todas las palabras. Todos los idiomas cambian por lo menos algunas pronunciaciones. Así que no podemos suponer que ni el mismo quechua cuzqueño siempre conservará las pronunciaciones originales de todas las palabras.

Más específicamente, hay una característica muy importante de las lenguas que ciertamente nos permite determinar en qué dirección ocurrieron los cambios de sonido, y así saber cuáles fueron las pronunciaciones originales: los cambios en las lenguas no son aleatorios. Por el contrario, si se observa diferentes idiomas de todo el mundo, se puede ver cambios muy similares que ocurren una y otra vez, y casi siempre ocurren en una dirección, no en otra. Este ejemplo con [m] y [n] es uno de los más comunes. Veamos lo que ocurrió en una familia lingüística completamente diferente, cuando el latín se fue transformando en español, por ejemplo.

   Pensemos en la palabra con. Es conocido que proviene del latín cum (que tenía el mismo sentido). Con esta palabra vemos que ocurrió precisamente el mismo cambio, del latín original [m] al actual [n] en el español:  cum [kum] ® con [kon].  Aquí esto ocurrió también al final de la palabra, exactamente como en el cambio del quechua originario [qam] al quechua cuzqueño [qaŋ].  Como un ejemplo más reciente, veamos la palabra Telecom, escrita con <m> al final, que actualmente se pronuncia a menudo como [telekón], ya sea con [n] o con [ŋ].

   En [kimsa], mientras tanto, el cambio [m] ® [n] ocurre en el medio de la palabra. Esto también ha ocurrido del latín al español: la palabra cumsequi‑ del latín originario ha cambiado en el moderno consegui‑r. Nuevamente, el español ha cambiado la [m] en [n]; en este caso porque el sonido siguiente es [s], que también provoca el cambio. Una vez más, esto es precisamente lo que pasa con el quechua originario [kimsa]: aquí también tras la [m] el siguiente sonido es [s], y nuevamente el quechua cuzqueño y el boliviano han cambiado esto a [n], de donde nace [kinsa].

   Nótese que en otras posiciones, el sonido [m] no cambia: si el sonido que le sigue es [p], el cual se articula con los labios de igual manera que [m], esto evita que cambie [m] y queda invariada, tal como en el español comprender, y en pampa en el quechua de casi todas las regiones (incluso en el Cuzco). Tampoco hay cambios donde cualquier vocal sigue a [m], ya sea al inicio de una palabra como en [mayu] río; o al medio, como en [uma]cabeza.

 

Como se puede apreciar, lo que le pasa incluso a un mismo sonido como [m] en realidad es bastante complicado, e incluso todos los detalles de los cambios se repiten idénticamente del latín al español (y al italiano, al francés, y así sucesivamente), como del quechua originario al cuzqueño y al boliviano. Estamos ciento por ciento seguros de que el sonido original en latín fue [m], porque el latín ya era escrito hace dos mil años. ¡De hecho, algunos escritores romanos ya “se quejaban” de que la gente pronunciara [m] como [n]! Además, todos los idiomas conocidos derivados del latín nos presentan abundantes datos y muchos ejemplos más. En innumerables familias lingüísticas, mientras más idiomas se estudia, con mayor reiteración se encuentra este mismo tipo de cambios, pero nunca el proceso inverso. Por todas estas razones podemos estar muy seguros de que también en el quechua, el sonido original fue [m], no [n]: en el quechua originario fueron [kimsa] y [qam], no las pronunciaciones [kinsa] y [qaŋ] que hoy oímos en Cuzco y Bolivia.

Todos estos detalles constituyen lo básico de la ciencia del lenguaje —es decir la Lingüística—, específicamente la rama conocida como lingüística histórica y comparativa. Éste no es el lugar para entrar en todos los detalles de todas las reglas del cambio fonético: descubrirlas todas es algo que lleva años de estudio lingüístico y experiencia con lenguas de todo el mundo. Los hechos fundamentales que se debe recordar son los siguientes: es cierto que todas las lenguas cambian, y que cuando lo hacen, cambian en modos que pueden verse repetidos en diferentes idiomas de todas partes del mundo. (Los cambios de pronunciación generalmente ocurren porque los hablantes sienten que hacen las palabras “más fáciles de pronunciar”.) Por esto, la ciencia la lingüística ha podido identificar las maneras en que las lenguas suelen cambiar, y si los lingüistas se fijan en las diferencias entre sus variedades regionales modernas del quechua, podemos estar muy seguros de cómo fue el idioma en su estado originario y cómo ha cambiado para llegar a lo que es hoy en las diferentes regiones. Esta es la razón por la que estamos tan interesados en comparar los Sonidos de las lenguas andinas en esta investigación.

No hay trama engañosa ni truco alguno en todo esto: a cualquiera que dirija su atención al asunto, pronto le resulta muy obvio que las pronunciaciones del quechua originario deben haber sido [kimsa] y [qam], no las modernas pronunciaciones cuzqueñas. Los lingüistas no tienen otras razones ni motivaciones ulteriores para afirmar cuáles fueron las pronunciaciones del quechua. Es simplemente la verdad palmaria.                       

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Y el quechua cuzqueño?  ¿No es el quechua originario?

 

¿Por qué cambió el quechua?

Hemos visto que las lenguas cambian y unos cuantos ejemplos de cómo lo hacen, pero aún no nos hemos preguntado por qué cambian… Puede haber varias razones.

A veces ocurre porque una lengua se ve influenciada por otra, generalmente porque la gente que habla estas dos lenguas se mueven dentro de las mismas áreas, se mezclan e interaccionan mutuamente, incluso en la lengua. Así, podemos estar seguros de que las lenguas de la familia aimara tuvieron un gran impacto en el quechua, especialmente en las zonas donde el quechua y el aimara eran habladas en una misma región. Hoy, esta “frontera lingüística” se encuentra alrededor del lago Titicaca, y de nuevo más al sur en Bolivia alrededor de Oruro y en la región de Potosí. Pero históricamente el quechua y el aimara fueron hablados juntos a través de muchas regiones, inclusive en el Cuzco y las zonas aledañas (repárese, por ejemplo, en la provincia del sur del Perú que es hoy quechuahablante pero que sigue llevando el nombre de “Aimaraes”). Ambas lenguas tuvieron un tremendo impacto generando ciertos cambios la una en la otra. De igual manera, cuando varias etnias del Ecuador aprendieron el quechua, sus idiomas ancestrales tuvieron también un efecto, al cambiar el quechua que estaban aprendiendo. El quechua también está interactuando con el español andino, y nuevamente cada idioma está cambiando al otro.

En otros casos, es menos claro por qué cambia una lengua. Ciertamente, al fondo la lengua no es más que una herramienta que la sociedad usa para comunicarse sobre las cosas que le son importantes, y esas mismas cosas cambian cuando hay nuevos inventos y lo conocido pasa al olvido; nueva gente nace y otros mueren, y así sucesivamente. Las lenguas también cambian con la gente, y esto explica algunos de los cambios lingüísticos. Sin embargo, aunque podemos investigar con muchísimo detalle exactamente cómo ha cambiado una determinada lengua, en muchos casos no podemos tener tanta seguridad en decir exactamente por qué se dio un cambio en esa manera particular en ese momento preciso de su historia.

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  ¿Cómo y por qué elegimos nuestras catorce regiones de ejemplo?

 

¿Y el quechua cuzqueño?  ¿No es el quechua originario?

Como el quechua varía tanto de región en región, muchos de sus hablantes tienden a “preferir” el quechua de una región al de otra. No es de sorprenderse que por lo general cada persona prefiera aquella variedad de quechua que mejor conoce: la de su propia región.

Es sumamente importante reconocer —y recordar en todo momento— que aquí no se trata sino de preferencias personales, nada más, ya que a veces uno escucha gente de una determinada región proclamar que el quechua que ellos hablan es “mejor” que aquel que se habla en otras regiones, generalmente alegando que es su región la única en la que se habla el quechua “correcto” u “originario”. Siendo honestos e imparciales, hay que reconocer que cuando la gente opina así, en realidad lo hace simplemente porque es su forma personal del quechua y porque es aquella a la que está más acostumbrada, y de allí suponen automáticamente que la suya es la “correcta”, cuando realmente no tienen ningún conocimiento sobre cuáles pronunciaciones son en verdad las originales. Su opinión acerca de cuál es “la mejor” forma de quechua no puede ser sino una preferencia personal, que depende enteramente de dónde uno viene: no es un juicio objetivo de cuánto vale una lengua. El hecho de que una lengua se hable de maneras diferentes en regiones diferentes no significa que sea ni “mejor” ni “peor” en cualquiera de esas áreas.

Particularmente, si la gente intenta alegar que el quechua de su región es mejor porque es el quechua originario, obviamente está equivocada. Recordemos de las tablas de nuestra página sobre los Orígenes y diversidad del quechua que nadie, en ninguna región, pronuncia hoy todas las palabras del quechua exactamente como en el quechua originario. Esto incluye al Cuzco, cuyo quechua no es en realidad más original ni auténtico que el quechua de otras regiones.

El quechua originario fue hablado hace más de mil años, mucho antes de los incas, y en una parte de los Andes cuya ubicación original casi se puede asegurar que no fue el Cuzco (sino probablemente mucho más cercana a Chavín). Al contrario, parece evidente que el patrimonio lingüístico de la región de Cuzco involucra a varias de las lenguas mayores de los Andes que se han hablado allí en épocas más remotas, incluso el aimara y tal vez el puquina, mucho antes de que el quechua llegara a esta región. El quechua moderno del Cuzco no es el quechua originario, entonces. De todas maneras, es simplemente imposible que lo sea, ni lo puede ser el quechua de cualquier otra región hoy en día. También el quechua cusqueño ha cambiado, tal como el quechua en cualquier región: ninguna lengua puede escapar al cambio.

Sin embargo, hay una cosa que sí podemos decir con confianza acerca del quechua cuzqueño: que, efectivamente, sí que es una de las variedades modernas que es más cercana a cómo hablaban los incas. Sin embargo, se puede decir lo mismo también a propósito del quechua de muchas regiones de Bolivia. De hecho, si buscamos realmente la región cuya pronunciación sea la más cercana al quechua de los incas, es probable que sea la región boliviana de Apolobamba, al sureste del Titicaca (provincia al norte de La Paz). Y en algunos otros aspectos, el quechua de la región de Ayacucho se mantiene hoy más cercano que el moderno quechua del Cuzco a como hablaban los incas.

En primer lugar, el quechua ha seguido cambiando a lo largo de los casi cinco siglos que han pasado desde la época incaica. Así que, aunque puede ser muy similar, el quechua hablado en el Cuzco ya no es exactamente el mismo que el que hablaron los incas. Si la gente que habla hoy el quechua cuzqueño lee alguno de los textos teatrales en quechua antiguo, como Ollanta, compuestos en su propia región hace pocos siglos, oirán algunas palabras y expresiones que hoy resultan anticuadas, inusuales e incluso desconocidas. Es como cuando los hispanohablantes leen hoy a Cervantes: se topan con ciertas palabras y expresiones en su español que ya suenan algo “viejas” o no se usan exactamente como antes. De hecho, algunas palabras del quechua originario se han ido perdiendo en el cuzqueño, mientras que siguen vigentes y comunes en otras regiones. Para decir bañarse, por ejemplo, ya es raro escuchar la palabra original armakuy en la región del Cuzco, pero sí se mantiene en muchas otras regiones, como la de Ayacucho.

En segundo lugar, ¡ni siquiera la lengua que hablaron los incas era de ninguna manera el quechua originario! Este hecho sin duda sorprenderá a muchos, pero hemos visto en Orígenes y diversidad del quechua cuánto más antiguo fue el quechua originario que el mismo imperio incaico. Tampoco tiene sentido alegar que el quechua de los incas fue de algún modo “más puro” o más original que el que se hablaba en cualquier otra región. Si algo se puede decir, sería que el quechua hablado en la región del Cuzco ha sido más afectado por sus contactos históricos con el aimara que el quechua de muchas regiones centrales y norteñas, como Chavín. Así que si buscamos un quechua no afectado por otros idiomas, no lo encontraremos en el del Cuzco, ni siquiera en el de los mismos incas…

Un ejemplo muy conocido es la palabra para agua: en el Cuzco se dice unu; en otras regiones, yaku. La reacción típica de casi todas las personas es suponer automáticamente que su palabra debe ser la “correcta” y original. Algunas personas del Cuzco, por ejemplo, piensan que su unu debe necesariamente ser “correcta”; mientras que yaku, “errónea”. ¿Pero cómo saben cuál es la original, en vez de sólo suponerlo porque sea la palabra que usan en su propia región? ¿Qué es lo que indica la verdadera evidencia lingüística?

A través de toda la inmensa variedad del quechua de todas las regiones al norte de la del Cuzco, todos dicen yaku; es tan sólo el extremo sur el que ofrece una excepción a la regla normal del quechua y que emplea más bien unu. Toda la evidencia apunta a yaku como la probable palabra básica originaria para designar el agua, y sugiere que fue el quechua cuzqueño el que cambió la palabra a unu, y así la llevó también a lo que hoy es Bolivia. En cualquier caso, tanto yaku como unu son hoy en día palabras del quechua, y ninguna es únicamente correcta ni equivocada; son simplemente diferentes.

Por lo tanto, cualquier quechuahablante de cualquier región que trata de reclamar que su variedad del quechua es la única variedad “correcta” está simplemente equivocado, por dos razones. Primeramente, hemos visto que están literalmente errados, tal como lo puede ver claramente cualquiera que investiga científicamente las variedades regionales del quechua. En segundo lugar, piense en lo que en realidad significa pretender que el quechua de la región de la que uno procede —aun el del Cuzco— es “mejor” que el de otra… Recordemos cómo muchos de los europeos que invadieron América trataron a todos los idiomas indígenas, incluido el quechua: afirmaban que no eran idiomas “propiamente dichos” ni “dignos”. Tal actitud es pura tontería lingüística, basada nada más que en la simple arrogancia (¡y lo mismo vale para la poca gente desfasada en el tiempo que sigue creyendo eso hoy en día!). Así como el español no es “mejor” o peor que el inglés, tampoco ninguno de ellos es mejor o peor que el quechua o el aimara o cualquier otro idioma. No lo olvidemos: los incas pudieron organizar perfectamente una vasta civilización usando… el quechua.)

Exactamente de la misma manera, alegar que el quechua del Cuzco es el único quechua correcto sería arrogancia igual a la de los europeos que sostenían que el quechua no era un idioma tan “bueno” o “correcto” como el español.

Una cosa debe quedar muy clara: al decir todo esto, no buscamos “criticar” al quechua del Cuzco en lo más mínimo. Muy por lo contrario, al autor de estas páginas web le encantan la ciudad y toda la región del Cuzco, donde ha pasado gran parte de sus años de investigación sobre el quechua, y es la variedad cuzqueña del quechua la que él mejor conoce. Simplemente se trata de que es un hecho obvio que el quechua del Cuzco no es ni mejor ni peor, ni más ni menos original que ninguna otra variedad del quechua que haya oído en muchas otras regiones a lo largo de los países andinos.

Otra cosa cierta que se puede decir del Cuzco es que gracias a su reconocimiento mundial como la cuna de una gran civilización, la antigua capital del imperio incaico se encuentra en una posición privilegiada — tal vez con mayor impacto que cualquier otra región— para promover y ayudar al status del quechua en todos los Andes. El resto de la región andina necesita el status del Cuzco para ayudarse a liderar el renacimiento del quechua; pero esto no puede ocurrir sobre la base de falsas y arrogantes afirmaciones como aquella de que sólo el quechua cuzqueño es el quechua “correcto”. La gente de Chavín de Huántar tiene todo el derecho de estar tan orgullosa de la asombrosa civilización que produjo su tierra, y tienen todo el derecho de estar tan orgullosos de su forma local de quechua, no menos admirable que la del Cuzco. Todas las regiones pueden y deben estar merecidamente orgullosas de su propio quechua, su propia herencia de las civilizaciones andinas, y —todos juntos— de su profunda diversidad. El quechua del Cuzco es una maravillosa parte de esa herencia, pero no son menos el de Chavín, el de Bolivia, el de Ecuador o cualquier otra parte de los Andes.

 

 

Volver al índicePasar al siguiente:  Cómo averiguar más

 

¿Cómo y por qué elegimos nuestras catorce regiones de ejemplo?

Otra pregunta que uno puede hacerse sobre nuestro proyecto Sonidos de las Lenguas Andinas es por qué elegimos particularmente las catorce regiones y aldeas cuyas grabaciones aquí presentamos.

En primer lugar, nuestra elección no tiene nada que ver con la política ni con los Estados modernos. El autor de Sonidos de las Lenguas Andinas, que hizo todas estas grabaciones, no es sudamericano, ¡así que es imparcial! Nuestro único objetivo fue cubrir una amplia gama de variedades que pueda ilustrar lo mejor posible tanto la unidad de todos los quechuahablantes en la misma familia lingüística como la diversidad dentro de ella. Ésta, nada más, fue la única prioridad para nuestra investigación lingüística en nuestra elección de las regiones.

Por tanto, la razón por la cual hemos elegido nueve regiones del Perú, pero sólo dos del Ecuador y tres de Bolivia no tiene nada que ver con ninguna preferencia hacia algún país en particular. Lo hicimos porque enfrentamos el simple hecho de que hay considerablemente más variación en el quechua entre las regiones del Perú que entre las de Ecuador y Bolivia. Tan sólo escuchemos las comparaciones entre los quechuas de Huancayo y de Chavín y se verá cuán diferentes son de todas las otras áreas, no sólo del Perú sino también de Ecuador y Bolivia.

En segundo lugar, el tiempo disponible para este proyecto investigativo fue limitado, por lo que no pudimos cubrir todas las regiones que hubiéramos deseado. Por esta razón, desafortunada e inevitablemente, aún no hemos podido incluir otras importantes regiones quechuahablantes, como las de Argentina o Colombia, más regiones en el Ecuador; y en el Perú, regiones como San Martín, Chachapoyas, Junín, Yauyos, Huánuco y Pacaraos, por ejemplo. Huelga decir que ya hemos identificado todas estas regiones como prioritarias para ser cubiertas en una posterior edición de Sonidos de las Lenguas Andinas. Planeamos añadirlas tan pronto nos sea posible viajar hacia allá para recoger nuestras grabaciones también para ellas. Si usted está usando la versión en cd‑rom, pues no olvide conectarse de vez en cuando a internet y revisar en www.quechua.org.uk/Sounds de vez en cuando para ver la última edición que puede cubrir aún más regiones que las presentes en su versión en cd‑rom.

Para una explicación completa de nuestra elección de las regiones, véase esta página.

 

 

Volver al índiceÚltima sección de esta página.

 

Cómo averiguar más

Libros y sitios Web sobre el quechua

Hay gran variedad de sitios web sobre el quechua, muchos de ellos con textos escritos en quechua; así que, si su computador está conectado a internet, haga clic aquí para ver una lista de algunos de los mejores de ellos.

Existen también varios libros muy buenos acerca del quechua, aunque lamentablemente muchos de ellos están dirigidos a personas preparadas en Lingüística. Lo que hemos tratado de proporcionarle aquí es información más accesible para todos, particularmente a los propios quechuahablantes.

Si a usted le gusta investigar el quechua en libros serios pero ciertamente muy confiables, éstos son los que le recomendaríamos:

   El principal libro sobre el quechua en general es Lingüística quechua, de Rodolfo Cerrón-Palomino, publicado por primera vez en 1986 pero recientemente reimpreso en 2003.

   El mismo autor ha producido un equivalente, Lingüística aimara, publicado en 2000, y una comparación directa muy útil entre estas dos familias lingüísticas llamada Quechumara: estructuras paralelas de las lenguas quechua y aimara (publicado en 1994).

   Para el quechua del Perú, hay una serie de doce libros, un diccionario y una gramática de cada una de seis variedades regionales de quechua en el Perú. Éstos fueron publicados en 1976 conjuntamente por el Instituto de Estudios Peruanos y el Ministerio de Educación del Perú.

Para más detalles sobre todos estos libros y muchos más, y sobre cómo obtenerlos, vea esta página.

 


Volver al inicio